Una de las herramientas tecnológicas con más auge en los entornos educativos es la realidad virtual usada como elemento “cautivador” para los alumnos
Quien dijo que en la educación estaba todo inventado, se equivocaba. Si algo nos han enseñado las nuevas tecnologías (y la pandemia), es que toda herramienta que permita mejorar la atención y el nivel educativo de los alumnos es siempre bienvenida. Más allá de la tradicional imagen de las gafas 3D vinculadas intrínsecamente a los videojuegos, la realidad virtual (RV) permite, gracias a sus imágenes y sonidos envolventes, crear experiencias únicas dentro del aula. Ello posibilita a los estudiantes vivir de forma inmersiva diferentes situaciones con varios puntos de vista, teniendo la opción de poder analizar sus repercusiones en virtud de sus propias decisiones, tiempos de reacción, etc. La realidad virtual es elemento cautivador con gran auge en los entornos educativos.
Tecnología sin brechas
Su realismo e impacto la convierten por tanto en una solución tecnológica poderosa como ya hemos dicho, no sólo en ámbitos como el ocio, entretenimiento, turismo…si no en otros entornos como la salud, medicina o educación.
Sin duda, la RV es una herramienta que permite a la comunidad acceder a la tecnología sin brechas. En este sentido, los docentes que se lanzan al uso de este tipo de recursos tecnológicos, ofrecen una fuente inagotable de aprendizajes y conocimientos motivadores. Pero no es menos cierto que su rol tiende a cambiar añadiendo a su figura otros “papeles” realmente novedosos. Así, será creador de recursos digitales para el aprendizaje, asesor pedagógico para resolver dudas, a la vez que transmisor de conocimientos y descubridor de nuevos recursos por explorar y cómo no, mentor encargado de animar a sus estudiantes a usar la RV.
Una realidad sin límites
Y es que la realidad virtual ofrece un infinito abanico de posibilidades. Poder trasladarse a museos, al espacio, conocer antiguas civilizaciones…poner en marcha, en definitiva, actividades más empíricas en las que la virtualidad ofrece multitud de beneficios a los alumnos a la hora de hacer crecer sus conocimientos.
Así pues, la realidad virtual, no solo permite captar el interés de los alumnos de manera atractiva y muy “generacional” en toda clase de asignaturas, sino que facilita que la estancia en el aula resulte ser una experiencia entretenida y amena en donde se fomenta el aprendizaje inmersivo. De hecho, hay estudios que indican que la enseñanza con realidad virtual puede multiplicar por cuatro la retención de conocimientos. Y un apunte más para satisfacción del profesorado: la participación e interacción del alumnado de forma activa en todo el proceso de aprendizaje está asegurada.
Gran «salto» tecnológico
Como en todo “salto tecnológico” la transición puede tener sus altibajos pero en la medida en que la RV se va desarrollando, se consigue una integración más sencilla en las clases, porque se convierte en un recurso más asequible por parte de los centros educativos gracias a la combinación tanto de modalidades gratuitas como de pago. Del mismo modo, el uso de esta tecnología, no está reñida con lo analógico. De hecho, y en numerosas ocasiones, la RV resulta ser el complemento ideal de los libros de texto o de otros elementos didácticos más tradicionales en combinación con un móvil o tablet. Así de sencillo.
Realidad virtual Vs Realidad aumentada
Una vez clara la importancia de la tecnología en el aula y en concreto de la realidad virtual, nos “enfrentamos” a un dilema. Decantarnos por esta o por la realidad aumentada, que aunque parecidas…¿son iguales?
La realidad virtual es un entorno digital que se crea mediante la tecnología para simular la realidad, es decir, las escenas, objetos…parecen reales y el usuario se empapa de una experiencia inmersiva. Para ello se necesitan unas gafas de realidad virtual, además de guantes o de trajes si es que queremos lograr una experiencia e interacción increíbles.
La realidad aumentada combina el entorno real con una capa adicional de elementos visuales gracias al uso de la cámara de un dispositivo electrónico (smartphone o tablet). Es decir, en este caso, no se trata de sustituir el escenario físico por uno digital diseñado por un equipo, sino añadir información “extra” a la realidad que el usuario está viviendo en un momento concreto. Ya sea con elementos 3D, imágenes, textos, audios, animaciones… Esta tecnología concreta aplicada a la educación permite por ejemplo que el alumno pueda por así decirlo “activar” información adicional en una página de su libro escaneando un código QR y la vea en su propio teléfono o tablet (a cuántos de nosotros no nos viene a la memoria el juego Pokémon GO).
Ya sea virtual, ya sea aumentada, ambas tecnologías se imponen cada vez más en los entornos educativos gracias a su gran potencial didáctico y formador.
Sacar el máximo rendimiento a las nuevas tecnologías
Sacar el máximo rendimiento a las nuevas tecnologías
El auge de las TIC en la educación es una realidad que conlleva un cambio en las demandas del mercado laboral del profesorado. Los centros educativos apuestan cada vez más por profesionales capacitados y con mayores competencias tecnológicas. Todo ello con el objetivo de guiar a su alumnado hacia un aprendizaje marcado por el uso de estas herramientas de forma fluida. De ahí que la adecuada formación sea esencial. Ya sea por la pasión misma que el docente sienta por estas tecnologías, ya sea a través de cursos especializados de postgrado. Crecer en competencias digitales es casi una obligación a día de hoy.
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