El primer paso antes de la elección de un SAI (Sistema de Alimentación Ininterrumpida) en función de su potencia, es conocer la carga total que tendrá que proteger y las expectativas de crecimiento de esa carga en el futuro.
No siempre son conocidos los valores reales de las cargas críticas que se desea proteger, por lo que podríamos excedernos en el sobredimensionamiento, con los inconvenientes de una inversión inicial excesiva o que el SAI trabajara lejos del régimen de máximo rendimiento, suponiendo un gasto extra durante el funcionamiento, o bien que lo subdimensionemos, lo cual no tendría otra solución que cambiar el equipo o añadir otro para compensar la diferencia de cargas no protegidas. El tipo de cargas que se vayan a proteger y el tipo de configuración SAI que se quiera utilizar determinarán el dimensionado del SAI. Si se opta por una instalación del tipo paralelo-redundante, deberemos tener en consideración que toda la carga pueda ser alimentada por n-1 de los equipos que la compongan.
Consideraciones a tener en cuenta para un correcto dimensionado:
– Tipo de carga: La mayoría de las actuales cargas son del tipo electrónico, llamadas no lineales, que absorben corrientes con un valor de cresta mayor de 1,41. El factor de cresta se define como el cociente entre el valor de pico de la corriente y el valor eficaz.
– Rendimiento óptimo: Para conseguir el mejor rendimiento de la instalación es conveniente que el SAI trabaje en la zona de máximo rendimiento. El tramo más óptimo se encuentra entre el 60% y el 95%, siendo alrededor del 75% el punto adecuado.
– Valores pico de la carga: Especialmente en el momento de arranque de las cargas se producen las mayores demandas de corriente, muy superiores al régimen de cargas nominal, por lo que tendremos que prever esta situación.
– Factor de potencia: Es necesario saberlo para poderlo ajustar a la potencia suministrada por el SAI. Los equipos informáticos se mueven entre factores de potencia del 0,65 al 0,9, siendo este último el valor para los equipos con fuente de alimentación de PFC activo.
– Desequilibrios de la carga: En equipos SAI trifásicos, cada fase está dimensionada para soportar un tercio del total de la carga. En instalaciones con desequilibrios de carga entre las fases, la fase más cargada será la que marque la potencia mínima del SAI.
– Altitud de la instalación: Existe un factor de degradación de la potencia en función de la altitud de la instalación del SAI, que deberá ser tenido en cuenta para el cálculo final de la potencia del SAI. Hasta los primeros 1000 m de altitud los equipos funcionan a pleno rendimiento.
– Futuras ampliaciones: Es habitual que las cargas susceptibles de ser protegidas por un SAI vayan creciendo con el paso del tiempo. Por tanto, es necesario hacer un cálculo de las posibles ampliaciones de las cargas en el tiempo estimado de vida del SAI.
Salicru dispone de un servicio de asesoramiento para aconsejar en cada caso la solución más óptima en función de todos los aspectos enumerados previamente para determinar el dimensionado del SAI.